𝐏𝐨𝐫 𝐒𝐚𝐦𝐚𝐧𝐭𝐡𝐚 𝐅𝐨𝐧𝐬𝐞𝐜𝐚
El secretario de Defensa de Estados Unidos, Pete Hegseth, declaró este martes que su país “apenas ha comenzado” una ofensiva militar contra embarcaciones de presuntos narcotraficantes en el Caribe y el Pacífico, una campaña iniciada en septiembre y que ya ha dejado más de 80 muertos.
La estrategia, impulsada por el gobierno del presidente Donald Trump, ha recibido críticas de organizaciones y legisladores estadounidenses, quienes consideran que algunos de los ataques podrían constituir ejecuciones extrajudiciales, particularmente un segundo ataque realizado contra sobrevivientes de una embarcación ya neutralizada.
El Pentágono insiste en que todas las operaciones “son legales” bajo la legislación estadounidense y el derecho internacional. La vocera Kingsley Wilson aseguró que se actúa conforme a la ley de conflictos armados.
Este martes, Hegseth negó haber visto sobrevivientes del ataque inicial del 2 de septiembre, alegando “la niebla de la guerra”. La Casa Blanca responsabilizó de la decisión al almirante Frank Bradley, jefe del Comando de Operaciones Especiales, y sostuvo que actuó dentro de su autoridad.
Estados Unidos mantiene desplegada una flotilla naval en el Caribe con el argumento de frenar el tráfico marítimo de drogas. La administración Trump ha señalado que la disuasión funciona, aunque reconocen que en las últimas semanas han disminuido los objetivos para atacar.


