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Enjambre convierte el Auditorio Benito Juárez en una colmena de emociones


Zapopan, Jalisco.- El zumbido comenzó a llegar temprano. Los fans de Enjambre comenzaron a reunirse frente al Auditorio Benito Juárez, portando diademas, broches y prendas alusivas a abejas. Con paciencia y entusiasmo, formaron una fila ordenada que parecía moverse al compás de una sola energía: la de ver a su banda favorita una vez más en el marco de las Fiestas de Octubre.

En la antesala del concierto, mientras todos tomaban sus lugares de forma ordenada, el público aprovechó para descansar antes de lo inevitable: un vuelo sin pausa. Desde que sonó “Juguete”, nadie volvió a sentarse.

El auditorio se convirtió en una colmena viva, donde cada acorde de “Dulce Soledad”, “Celeste” y “El Vacío” resonaba como un zumbido colectivo que unía a miles de voces.

Antes de continuar con su repertorio, el vocalista Luis Humberto Navejas dedicó unas palabras al público tapatío:

“Como siempre y como nunca, es un verdadero placer estar aquí cantando con ustedes, cantándoles a ustedes. Cantando junto con ustedes, cantando por ustedes, cantando entre ustedes también. Es un verdadero placer ser parte de estas Fiestas de Octubre. Qué chingón que pudimos venir a presentar la gira Rayos Láser en un evento de 60 años de aniversario, ¡muchas felicidades! Quiero agradecer este enjambre sonoro que sigue creciendo acá en Guadalajara”, expresó el músico ante la ovación del público.

Luis Humberto Navejas, Vocalista Enjambre

A lo largo de la noche, Enjambre llevó al público por distintas etapas de su trayectoria con temas como “Dama Demencia”, “Madrugada” y “Cámara de Faltas”, en un recorrido que osciló entre la melancolía y la euforia. Hubo momentos de introspección con “La Duda” y “Vida en el Espejo”, y estallidos de energía pura con “Impacto” y “Enemigo”, que hicieron vibrar hasta la última fila del recinto.

La conexión entre la banda y su público fue total, un “Vínculo” —como el tema con el que cerraron la noche— que se reafirma cada vez que Enjambre pisa Guadalajara.

El público, convertido en un enjambre literal, respondió con una ovación ensordecedora que pareció extenderse más allá del Auditorio Benito Juárez, como si el eco de sus voces siguiera revoloteando en el aire.

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