Don David Méndez tenía 33 años cuando ocurrieron las explosiones del 22 de abril en la zona de Analco, ese día él no tenía por qué estar ahí, pero decidió ir para pasar a comprar su desayuno, y 30 años después aún vive con las secuelas. Se apoya de un bastón pero pasó varios años para poder caminar por el daño que sufrió en la columna.
“Yo no era prácticamente chofer de la empresa, si no, estaba como encargado de almacén, entonces yo fui a comprar alimentos y le dije al chofer que se quedara, y yo hice el recorrido, iba por los paquetes ahí a la calle de Violeta, pero ya no llegué a la paquetería, si no las explosiones me sorprendieron ahí en la del ejército, una calle abajo que es la de Gabino Barrera, entre ese tramo quedé yo”
Recuerda que personas de una empresa cercana lo sacaron a él y a otros tantos de entre los escombros. David iba de paso, pero quedó con incapacidad permanente.
“Tuve que ir a casa de parientes de mi esposa, me dieron asilo, porque aquí no podía subir yo. El proceso fue muy largo, estuve dos años en silla de ruedas, posteriormente mucha rehabilitación, muletas canadienses, no tenía equilibrio, uso ortesis en las dos piernas, quedé con secuelas lesión medular incompleta”
Al final, su familia también se fracturó por las secuelas de las explosiones.
Alejandra Gómez
